Author(s): Luis Burón B.

Entender la complejidad del riesgo, el reto post COVID-19

Complejidad del riesgo
Jezael Melgoza

 “La crisis de COVID-19 va a cambiar para siempre los esquemas de trabajo”. Así de enfático fue Rodney Martínez, representante de la Organización Metereológica Mundial para Norteamérica, Centroamérica y el Caribe. “No podemos reflexionar solo cuando vemos problemas de arrastre. La dispersión y fragmentación de esfuerzos es uno de los principales problemas en la región. Necesitamos establecer acciones colaborativas y sostenibles mediante plataformas unificadas. Debemos pasar de la reflexión a la acción”, aseguró.

Martínez fue uno de los panelistas del Webinar ‘Amenazas múltiples y riesgo sistémico: enfrentando los desastres relacionados con el clima en tiempos de COVID-19’, organizado por UNDRR en nombre de la coalición interagencial de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y Resiliencia, y en el que se plantearon los cambios de percepción hacia el riesgo sistémico y amenazas múltiples a causa de la pandemia de COVID-19. 

El planteamiento de Martínez señala los desafíos de la gestión del riesgo de mantenerse bajo un enfoque tradicional. Se requiere, entonces, una perspectiva más holística hacia la identificación de las amenazas y la gestión de los riesgos, ya que el riesgo sistémico es complejo y no lineal. 

El comienzo de la temporada ciclónica en el Caribe pondrá a prueba la gobernanza del riesgo sistémico y la importancia de fortalecer los modelos de preparación y coordinación multisectorial. “Se ha originado una cadena de efectos con impactos más allá del sector salud, con impactos en los diversos sectores nacionales. El riesgo sistémico es la posibilidad de encadenamiento múltiples, no lineales, y que exige cambiar nuestra percepción hacia los riesgos y los mecanismos de gobernanza de los mismos. Urge una aproximación multisectorial e interdisciplinaria”, indicó Raúl Salazar, jefe de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, Oficina Regional – Las Américas y El Caribe (UNDRR), quien añadió que estos mecanismos se hacen más urgentes ante la posibilidad de enfrentar amenazas derivadas por el clima durante una crisis por pandemia.

En este sentido, Keith Nurse, rector de Sir Arthur Lewis Community College de Santa Lucía, instó a la reconfiguración de las medidas para reducir riesgos sistémicos y amenazas múltiples, principalmente en el Caribe, una de las regiones más susceptible a la temporada ciclónica. “Será la recesión más importante en la región en medio siglo. Cómo las personas podrán mantener protocolos de higiene sin agua, sin comunicaciones, sin electricidad. Esto no durará semanas, sino meses. Hay algunas medidas que podrían minimizar los impactos de escenarios similares en el futuro: la lucha contra el cambio climático como una plataforma para modelos de desarrollo alternativos, facilitar el comercio de bienes ambientales, aumentar la inversión de tecnología climática, reconfigurar el sector turístico para darle prioridad al que tenga un valor alto para el ambiente”, dijo.

Estas medidas deben ser adoptadas en la nueva normalidad por los gobiernos locales y nacionales, instituciones financieras y grupos internacionales para que los esfuerzos frente a la pandemia incluyan mejores medidas de mitigación de los riesgos, inversiones más seguras y sostenibles e infraestructuras más robustas. “Tenemos que reconstruir mejor y reconstruir más verde. Tenemos que adoptar y desarrollar políticas concretas que ayuden a la región a crecer hacia arriba, pero también hacia abajo, alimentada siempre por estos enfoques integrales”, aseguró Piedad Martín, Directora Regional Adjunta del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en América Latina y el Caribe

El proceso de recuperación después de la pandemia no debe recaer únicamente en el sector público, sino también desde el papel que pueda jugar la inversión privada, que debe contribuir a la construcción de sociedades más resilientes, más verdes y sostenibles, como el caso de ARISE, una red regional de cooperación entre la iniciativa privada y el sector público. “Los negocios no pueden operar como si no hubiera pasado nada. No queremos esa normalidad porque significa que seguiremos expuestos. Nuestros modelos de negocios nos hacen vulnerables. Tenemos que trabajar con los gobiernos y los intelectuales. Necesitamos entender el riesgo antes de tomar decisiones de negocio”, explicó Melissa Pierre, oficial de proyectos y comercio de la Cámara Americana de Comercio de Trinidad y Tobago.

“Nuestro enemigo no es el virus, es la sociedad, el sistema de gobernanza y nuestra falta de control ante condiciones de vulnerabilidad. No vamos a la guerra contra COVID-19 sino a repensar nuestro papel como humanos, como sociedades”, afirmó Allan Lavell, doctor en geografía económica y Premio Sasakawa 2015. “Los desastres son problemas no resueltos del desarrollo y el riesgo asociado a estos eventos viene del desarrollo mal logrado. La gestión del riesgo tiene que estar integrada al desarrollo”, añadió el británico.   

Andria Grosvenor, directora adjunta a.i. de la Agencia de Manejo de Emergencias y Desastres en El Caribe (CDEMA), añadió que es la resiliencia desde donde se comenzará ese proceso de incorporar nuevos enfoques sobre la gestión del riesgo complejo y sus efectos cascadas. “La resiliencia es el núcleo de todo, pues no solo se trata de reconstruir mejor, sino de recomponerse y salir hacia adelante”, agregó Grosvenor en este webinar, el primero de esta serie cuyo objetivo es mejorar el entendimiento de la naturaleza sistémica del riesgo y discutir las mejores estrategias para enfrentar la pandemia en medio de los retos del cambio climático en la región. 

 

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