Liderazgo femenino impulsa la resiliencia en Guatemala
En el corazón del área metropolitana de Guatemala, la comunidad de Montemoria de Villa Canales enfrenta grandes desafíos: falta de planificación urbana, ausencia de sistemas de drenaje efectivos para las lluvias torrenciales, carencia de viviendas dignas y extremas condiciones de pobreza hacen de este lugar un punto crítico en términos de riesgo y vulnerabilidad.
Desde una accesibilidad complicada hasta la amenaza constante de la inseguridad, cada día representa una lucha por la supervivencia en este pequeño barrio. Pero, ante la adversidad, la comunidad no se rinde. Más bien, ha demostrado una notable capacidad de organización y resiliencia.
Una de las principales preocupaciones en esta área es el mal manejo de la quebrada, donde se acumula basura doméstica, de construcción e industrial, incrementando los riesgos de inundaciones y contaminación. Además, la falta de infraestructura resiliente se muestra en cada temporada de lluvias, que deja a su paso puentes destruidos y vías de comunicación bloqueadas.
Sin embargo, en medio de estas condiciones, la comunidad ha tejido una valiosa red de preparación y respuesta. La organización comunitaria, en estrecha colaboración con las autoridades municipales, las autoridades centrales y el sistema escalonado de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), ha sido fundamental. Al establecer un plan local de respuesta, han logrado implementar sistemas efectivos de comunicación de alertas, brindando a los residentes hasta 25 minutos para evacuar cuando las lluvias amenazan con inundación.
La Coordinadora Local para la Reducción de Desastres (COLRED), como parte esencial de esta organización comunitaria, ha sido el núcleo de la preparación y la acción ante situaciones de emergencia. Desde la identificación de riesgos hasta la planificación de evacuaciones y la coordinación de recursos, la COLRED demuestra la fuerza y la solidaridad de la comunidad en tiempos difíciles.
El apoyo de la sociedad civil, especialmente a través de la alianza Fundación Esperanza y Fraternidad (ESFRA) y el Instituto para la Superación de la Miseria Urbana de Guatemala (ISMUGUA), ha sido un pilar fundamental en el fortalecimiento de la resiliencia comunitaria. Sus iniciativas colaborativas han promovido la sensibilización, la capacitación y la implementación de proyectos sostenibles que contribuyen a la preparación y mitigación de desastres.
Asimismo, los esfuerzos de preparación a desastres han sido respaldados por Programa de Preparación y Reducción del Riesgo de Desastres en América Central (DIPECHO), auspiciado por el Departamento de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (DG ECHO) a través de OXFAM. Este programa ha proporcionado en el pasado recursos y apoyo técnico para fortalecer la capacidad de respuesta de la comunidad frente a amenazas naturales y antropogénicas.
Estos esfuerzos, junto con la participación activa en simulacros regionales, organizados por entidades como el Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres en Centroamérica y República Dominicana (CEPREDENAC), demuestran un compromiso firme con la preparación y la coordinación interinstitucional.
A pesar del escenario complejo, la esperanza vive en esta comunidad. Las gestiones para la reubicación están en marcha, ofreciendo una perspectiva de un futuro más seguro y sostenible para todos los residentes. En este crisol de adversidad y resiliencia, la comunidad urbana de Guatemala demuestra que, con determinación y solidaridad, ningún desafío es insuperable.
