Perspectivas culturales, de género, edad y discapacidad deben integrarse en todas las políticas y prácticas, recalcando la promoción del liderazgo de las mujeres y los jóvenes.
Los desastres discriminan. Tienden a afectar de forma desproporcionada a los más vulnerables, especialmente los más pobres.
Es por eso que el Marco de Sendai pide el compromiso y la colaboración de toda la sociedad. Los gobiernos deberían colaborar con las partes interesadas pertinentes, incluidas las mujeres, los niños y los jóvenes, las personas con discapacidad, los pobres, los inmigrantes, los pueblos indígenas, los voluntarios, la comunidad de profesionales y las personas de edad más avanzada, en el diseño e implementación de políticas, planes y normas.
Empoderar a los jóvenes es la mejor oportunidad del mundo para desarrollar comunidades resilientes, ya que constituyen la generación más grande e interconectada de la historia. Sin embargo, son particularmente vulnerables a los desastres. Los jóvenes, como potentes agentes del cambio y creadores de resiliencia, deben formar parte de las medidas de reducción del riesgo de desastres
Las personas con discapacidad suelen verse desproporcionadamente afectadas por los desastres y tienen niveles diferentes y desiguales de resiliencia y de capacidad de recuperación. Muchas están aisladas social o logísticamente y carecen de acceso a las alertas de evacuación y de un transporte adecuado, para quienes las cuidan y para cualquier equipo médico necesario para su bienestar.
Las mujeres, las niñas, los niños, los hombres y las personas de diversas identidades de género tienen vulnerabilidades diferentes en cada contexto que determinan la forma en que experimentan y se recuperan de los impactos de los desastres. Una reducción eficaz del riesgo de desastres requiere una participación, un compromiso y un liderazgo significativos y diversos, mediante un enfoque inclusivo y accesible que abarque a toda la sociedad.
La participación de la mujer en la toma de decisiones está consagrada en los marcos internacionales de derechos humanos, incluida la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer. Sin embargo, todavía existe una gran disparidad en el número de mujeres que desempeñan un papel de liderazgo en la gestión del riesgo de desastres.
Los pueblos indígenas están al frente del rápido aumento del riesgo de desastres, del cambio climático y de la degradación ambiental debido a su estrecha relación con el medio ambiente y sus recursos. Si bien son los poseedores del conocimiento ancestral que permite una mejor comprensión de las amenazas, también son los que se ven desproporcionadamente afectados por los desastres. Es hora de cambiar esto - estamos lanzando una nueva campaña para promover el cambio.
Nada revela tanto la desigualdad y la discriminación como un desastre. Es esta desigualdad y exclusión lo que impulsa la vulnerabilidad.
Mami Mizutori, Representante Especial de la Secretaría General para la Reducción del Riesgo de Desastres
De los 1,47 millones de personas expuestas al riesgo de inundaciones, el 89% vive en países de ingresos bajos y medios
Banco Mundial, 2020
La vulnerabilidad es la dimensión humana de los desastres y es el resultado de un rango de factores económicos, sociales, culturales, institucionales, políticos y psicológicos que determinan la forma de vida de las personas y el medio en el que viven.
Para comprender mejor cómo los desastres afectan a los diferentes miembros de una comunidad, el Marco de Sendai pide "el intercambio abierto y la difusión de datos desglosados, incluidos los desglosados por sexo, edad y discapacidad". Hasta la fecha, muchos problemas dificultan la recopilación de datos desglosados, como costes, tiempo y recursos adicionales, problemas de privacidad de los datos e infraestructura de datos obsoleta.
