Canal de Panamá: Resiliencia y gobernanza entre dos mares
Desde su inauguración en 1914, el Canal de Panamá se ha convertido en una de las obras más importantes para el mundo. No solo es la franja por la que pasa el 6% del comercio mundial, sino que es una de las construcciones de ingeniería moderna más trascendentales y vistosas: un sistema de esclusas que une los océanos Pacífico y Atlántico a través de un lago artificial a 26 metros sobre el nivel del mar.
Justamente por esta importancia, su operación, continua durante todo el año, depende de muchas pequeñas piezas que van desde lo humano, lo mecánico y lo natural. Es por ello que el Canal de Panamá es un ejemplo vivo de la importancia de las infraestructuras resilientes y de la buena gobernanza, dos factores claves en las políticas de reducción del riesgo de desastre que se llevan a cabo.
Mami Mizutori, Representante Especial del Secretario General de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres y jefa de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR, por sus siglas en inglés), visitó el Canal de Panamá a finales de marzo. “El Canal de Panamá sirve como un ejemplo para la región. Es una organización resiliente que cumple con todas las prioridades del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres”, aseguró Mizutori.
Desde su propia construcción, el Canal de Panamá le ha dado gran importancia a los dos factores de los que depende: ingeniería y el ambiente. Por un lado, la estructura debe funcionar de forma correcta, con un mantenimiento preventivo que le permita evitar daños con grandes impactos. Y por el otro lado, el entendimiento de los fenómenos naturales para adaptarse a ellos y actuar de forma eficaz ante los más extremos, mucho más ante el panorama que supone el cambio climático. La comprensión de los riesgos a los que se exponen, y las posibilidades de sus efectos en cascada es lo que permite, entonces, tomar las medidas necesarias para mantener el promedio anual de 13 mil tránsitos de buques.
En términos ambientales, por ejemplo, el Canal de Panamá posee una base de datos del clima desde finales del siglo XIX, lo que permite un análisis mucho más detallado para realizar pronósticos climáticos, inundaciones y sequías principalmente, y prepararse ante ellos. En 2010 ocurrió una tormenta, denominada como La Purísima, un fenómeno con periodo de retorno de 100 años y que registró en aquel momento el promedio máximo de precipitación en 24 horas continuas y que obligó a la suspensión de operaciones por tercera vez en la historia de la ruta interoceánica.
Sin embargo, la preparación del Canal ante un fenómeno previsto logró evitar un desastre, pues las operaciones de vaciado de agua minimizaron la posibilidad de un daño en la infraestructura, a la vez que las comunidades pusieron a prueba las evacuaciones y demás medidas practicadas durante distintos simulacros.
Existen, incluso, dos tipos de simulacros. El primero está enfocado en las comunidades que viven en la cuenca del Canal, habitadas por unas 150 mil personas. El mismo se desarrolla en conjunto entre el Canal, el Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC) y la propia comunidad, que se realiza cada dos años. Igualmente, el ejercicio EcoCanal está dirigido a todas las áreas de operaciones de la organización y simula las respuestas ante potenciales incidentes que afectan el tránsito.
En términos de infraestructura, el Canal posee un sistema de mantenimiento preventivo riguroso, que les ha permitido, por ejemplo, tener todavía en funcionamiento en las esclusas las compuertas originales, construidas hace más de 100 años. El departamento de dragado, por otra parte, trabaja sin cesar para mantener la profundidad adecuada para la navegación de los buques. El mantenimiento, entonces, es clave para el funcionamiento continuo de la ruta. Para ello, el Canal destina aproximadamente $300 millones anuales para labores de mantenimiento.
“El Canal de Panamá contribuye a la seguridad de todos los panameños al ser una referencia en reducción del riesgo de desastres ante las amenazas existentes y más aún ante el cambio climático”, indicó Mizutori.
Además del ejemplo regional que propone el Canal de Panamá en RRD, el país también acaba de crear el Gabinete de Gestión Integral del Riesgo de Desastres de Panamá, liderado por la ministra de Gobierno, Janaina Tewaney, que cuenta con la participación de varios otros ministerios e impulsado por el presidente de la República, Laurentino Cortizo Cohen. Este gabinete servirá como impulsor de planes nacionales y programas destinados a la reducción del riesgo por desastres, y ejemplo de buena gobernanza para la región.