Países de las Américas y el Caribe se comprometen a reducir el riesgo de desastres y a proteger las vidas en la Declaración Ministerial de la PR23

Ministerial declaration
UNDRR

Ministros y altos funcionarios de 31 países de las Américas y el Caribe se comprometieron a implementar la iniciativa Alertas Tempranas para Todas las Personas, que anunció en noviembre el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres.

Los delegados también reafirmaron su compromiso de lograr una reducción drástica del riesgo de desastres, proteger la vida y la salud, y minimizar las pérdidas económicas derivadas de desastres de origen natural en la región.

Estos fueron los puntos destacados de la Declaración Ministerial publicada al finalizar la VIII Plataforma Regional para la Reducción del Riesgo de Desastres en las Américas y el Caribe (PR23), que se celebró por tres días en Punta del Este, Uruguay, hasta el 2 de marzo.

Los ministros y los funcionarios expresaron su preocupación por la creciente frecuencia, intensidad e imprevisibilidad de los desastres de origen natural debido a “los efectos conjuntos de las vulnerabilidades estructurales, sociales, económicas y ecológicas de los países y las comunidades, la influencia del cambio climático y las crisis climáticas y socioeconómicas actuales”.

Señalaron que las poblaciones de toda la región, desde quienes viven en islas y costas bajas hasta quienes están en zonas de montañas, están en riesgo por amenazas crecientes, fenómenos extremos y el deterioro del ecosistema.

Además, los ministros y los funcionarios pusieron de manifiesto que estas vulnerabilidades se habían visto agravadas por la pandemia de COVID-19, así como por “el frágil e incierto panorama socio-económico global, los conflictos y tensiones socio-políticas, y las múltiples crisis actuales”.

En la declaración, los ministros y los funcionarios reconocieron que los desastres son construidos socialmente y que la reducción del riesgo de desastres es vital para un desarrollo sostenible y la adaptación al cambio climático.

Añadieron que en la gestión del riesgo de desastres deben involucrarse todos los niveles de gobierno y los sectores de la sociedad, a fin de evitar nuevos riesgos de desastres, minimizar los riesgos existentes y gestionar los riesgos residuales.

Asimismo, la declaración señala que los grupos marginados y vulnerables, como las mujeres y las niñas, los niños, las personas con discapacidad y las poblaciones indígenas, se ven perjudicados de forma desproporcionada por los desastres y se les debe prestar especial atención.

En vistas de ello, la declaración apunta que los sistemas de alerta temprana multi-amenaza centrados en las personas son de eficacia comprobada para mitigar los efectos negativos de los riesgos de desastres y ofrecen una buena rentabilidad de la inversión si se utilizan de forma oportuna.

Los ministros y funcionarios reconocieron el progreso logrado en la implementación de sistemas de alerta temprana en la región, pero plantearon que los resultados en esta área han sido desiguales. La declaración, además, afirma que es probable que aumenten las pérdidas y los daños derivados de desastres, así como los costos de tareas de respuesta y reconstrucción.

Los delegados señalaron que las inversiones en reducción del riesgo de desastres son insuficientes para hacer frente a los desafíos actuales, y que es necesario que se destinen más fondos a la prevención y la resiliencia que a la respuesta y la recuperación.

Asimismo, añadieron que son necesarios más enfoques locales para la resiliencia y la prevención de desastres, e hicieron hincapié en que los enfoques a gran escala no han sido eficaces hasta el momento.

Después de expresar lo consensuado entre los ministros y los delegados en la primera mitad de la declaración, se dedicó la segunda sección a reiterar los compromisos de mejorar la reducción del riesgo de desastres.

Los delegados se comprometieron a invertir recursos nacionales y recursos de proyectos de cooperación internacional en la planificación, la prevención, la mitigación y la preparación.

También instaron a hacer avances y seguir impulsando la implementación del Plan de Acción Regional y la creación de una comisión voluntaria para evaluar el progreso de la implementación del plan.

Los ministros y los funcionarios señalaron que promoverían compromisos políticos en los más altos niveles, y los delegados hicieron énfasis en la importancia de la colaboración regional, la cooperación entre los sectores público y privado, y el papel vital de los ministerios de planificación y finanzas en la promoción y la incorporación de la reducción del riesgo de desastres en los presupuestos y las inversiones.

También abordaron la necesidad de impulsar un entorno normativo para incentivar al sector de seguros a ampliar la cobertura de protección y a mejorar la accesibilidad de mecanismos de transferencia del riesgo.

Además, la Declaración Ministerial expresa la necesidad de adoptar medidas para la construcción de resiliencia a fin de reducir la carga de la deuda debida a la destrucción que causan los desastres.

La declaración promueve la implementación de políticas con fundamento científico para orientar la gestión de los ecosistemas y el medio ambiente, el ordenamiento territorial, y la mitigación y adaptación al cambio climático. Los ministros y los funcionarios señalaron que ello debe hacerse siempre que sea posible por medio de soluciones basadas en la naturaleza, y que se debe agilizar esta labor.

Una de las vías que se proponen en la Declaración Ministerial para lograrlo es redoblar los esfuerzos para respaldar a los gobiernos locales en la construcción de resiliencia. La declaración también hace un llamamiento a emprender labores para fomentar la participación activa de las organizaciones de la sociedad civil, incluidas aquellas que representan a grupos vulnerables y marginados.

Por ejemplo, la declaración propone promover el uso de “herramientas de base científica y tecnologías innovadoras, interrelacionadas con conocimientos y prácticas ancestrales y tradicionales” para aprovechar la experiencia cultural de las poblaciones indígenas que han sobrevivido en zonas proclives a los desastres de la región por miles de años.

La declaración también hace especial énfasis en desarrollar estrategias de comunicación para “la cooperación científica, social, política y económica”, así como en mejorar la integración de la reducción del riesgo de desastres en la acción humanitaria, mejorar la pronosticación y fortalecer la planificación de la recuperación posterior a los desastres.

Por último, la Declaración Ministerial concluye invitando a la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres y a otras organizaciones centradas en el desarrollo a seguir brindando apoyo financiero e institucional a los países de la región mientras trabajan para implementar el Plan de Acción Regional para el Marco de Sendai.

“Sólo juntos podrán los países y los habitantes de la región llegar a ser verdaderamente resilientes”, concluyeron los ministros y funcionarios.

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